Categorías
DISCIPLINAS PSICOANALISIS PSICOLOGIA RESEÑA `PSICOLOGÍA

La interpretación de los sueños, de Sigmund Freud. La desfiguración onírica.

EN LA PARTE 7, LO PUBLICADO HASTA AHORA, TENEIS TAMBIÉN TODAS LAS ENTRADAS DE LA INTERPRETACION DE LOS SUEÑOS HASTA DONDE ALCANZA EL ANALISIS ACTUALMENTE:

VAMOS CON LA PARTE OCHO, CAPITULO IV DE LA PRESENTE EDICIÓN. ED. AMPURIES

Dice Freud en este apartado que, llanamente, a simple vista, podemos incurrir en un error si consideramos todo sueño como un cumplimiento de deseo.

En primer término, existen dos corrientes desde el punto de vista del contenido manifiesto: autores que defienden sueños de cumplimiento de deseo al incurrir en una generalización considerándolos todos, y por otra parte, los de sentido o carácter más penoso donde se sufre angustia. Ambas dos son defendidas por diversos autores, respectivamente, atendiendo a la literatura científica ya referida en otras entradas anteriores.

Dominantemente parece ser que se atendía a una demanda informativa donde predominaba el sentido más doloroso, de displacer, intentando dar crédito a interpretaciones no científico-materialistas.

Sin embargo, Freud y sus afines refieren un sentido ideológico del trabajo de análisis posterior, no del manifiesto, sino el que hace referencia a las ideas latentes y al contenido psíquico reprimido, como también hemos observado con anterioridad.

Por tanto, las dos objeciones que describen que los sueños penosos no son sueños de cumplimiento de deseo de ningún modo y, por el contrario son otra muestra de un criterio compensatorio al sufrimiento el hecho de soñar lo contrario de lo que se desea, no tienen cabida, en cuanto mínimo y tras analizar el contenido más latente, se podrían incluir los sueños más penosos como de cumplimiento de deseo.

En una evaluación científica, de estudio psicológico no meramente empírico, sino con una honda profundidad en el trabajo y concienzudo, si la solución a un problema con una sola premisa no es suficiente, habrá que abordar el proceso de desarrollo de investigación utilizando un segundo criterio esclarecedor.

Freud, llegados a este punto, plantea una pregunta reveladora en su formulación: ¿por qué los sueños de contenido indiferente revelados como de cumplimiento de deseo como el sueño de la inyección de Irma, no muestran de forma contundente esto si no es con un análisis profundo a posteriori? Lo cual viene dado por la llamada desfiguración onírica, que da lugar a la necesidad de indagar más allá de lo meramente superficial.

Si tenemos en cuenta que sí existen sueños que son verdaderos cumplimientos de deseos, también hay que señalar que allí donde el cumplimiento de deseo es incognoscible, no se podría interpretar de otro modo que como de un cumplimiento desfigurado.

En el caso pragmático, dentro de la casuística de sueños donde se producen relaciones fuertes entre dos personas o más, siempre hay que atender al poder psíquico y emocional que produce una persona sobre otra en la vida social diaria, de vigilia donde se traduce como una forma de dominio de una sobre otra, sea familiar, de rol de trabajo, de cuestiones que atañen a ambos y donde el poder de ser carismático o superior es notorio y provoca una profunda desigualdad, aunque esta desigualdad o descompensación, en la realidad, se encuentre solapada.

Cuando Freud, por ejemplo, descubre tras su análisis, quién es verdaderamente su tío, y no su representación onírica, siente un profundo afecto por él aun cuando no muestre en la realidad un don natural para ello o su forma de vida no sea la adecuada. La conclusión iniciática a la que se llega aquí es que la desfiguración onírica es un verdadero y esencial acto psíquico.

Esto es, la persona sustituida o desfigurada, disimula sus actos psíquicos en el sueño por circunstancias morales o sociales. Al igual que en la vida real se producen desfiguraciones de los actos psíquicos o disimulos. Pone énfasis Freud en que, mismamente, cuando expone a sus pacientes o al lector, sus sueños, también él se ve obligado a plantear situaciones donde se da este fenómeno de la desfiguración onírica trasladado a los afectos pues es precisamente afecto la naturaleza etiológica de este acto. Y no quiere que el lector o el paciente se desespere demasiado. Es una forma de coacción frente a uno mismo. Y siguen los ejemplos. El poeta también se queja del mismo modus operandi:

«Eso que tú puedes saber mejor,

no lo puedes decir a los niños».

Lo mismo ocurre con el escritor político pues no puede decir las cosas sin ambages a sus electores sin ser juzgado de cruel o demasiado explícito.

El escritor, pues, debe temer a la censura.

Para la censura y para la desfiguración onírica se presuponen las mismas condiciones.

Se observan dos poderes contrapuestos: el deseo y el afán porque se cumpla y la imposición de la censura. No sabemos, de entrada, en qué se basa la autoridad de la segunda instancia gracias a la cual el individuo en cuestión decide aplicar la censura. Es precisamente el acceso del contenido manifiesto a la conciencia en sus ideas latentes lo que otorga un sentido de existencia a lo reprimido o censurado. Es por ello que el sueño reproducido nada mas recordarlo o al despertar es imposible que llegue a la conciencia sin presentar resistencia.

Es absolutamente diferente el contenido representado del manifestado tras el análisis cognitivo o intrapsíquico; este último es un acto psíquico especial.

Definitivamente, el sueño es innegable que tiene un sentido psíquico oculto. Recordemos la primera tópica, el preconsciente y el inconsciente también deben de actuar durante el sueño como instancias psíquicas o capas más profundas, inaccesibles directamente. Este sentido oculto de cumplimiento de deseo debe ser necesariamente demostrado en cada uno de los análisis efectuados, porque recordemos que existen concatenaciones de elementos asociados dentro de la desfiguración onírica y combinaciones de manifestaciones internas.

Los sueños de contenido penoso, los extrae básicamente, de su propia casuística de sueños de neuróticos. Desde el punto de vista del material que poseía se deben de analizar en una dinámica donde se ha producido una evolución en la diagnosis patológica hasta nuestros días pero que a él le sirvieron como formulación de la praxis en la observación. Tal cual se encontraba el método científico y la ideología en el campo de la investigación en aquellos años. Os remito a una anterior entrada donde hablo descriptivamente de las diversas ediciones y el sentido de la obra y de su objeto de estudio, cambiante, también, debido al contexto histórico o a variables como el estado en que se encontraba la industria editorial en una etapa muy concreta.

Había pacientes analizados que se creaban su propio deseo inconfesable o deseo no cumplido coercitivamente. Hay casuística. También en la histeria. Desde donde se matizan argumentaciones sexuales. Hay que entender el contexto y la disciplina. Sin tener que considerarse como relaciones sexuales reales.

Se puede extraer otra conclusión: que atendiendo al trasfondo y a los elementos subyacentes, el no cumplimiento de deseo se traduce en el cumplimiento de otro deseo.

Por otra parte, los llamados sueños de angustia, pueden ser caracterizados como una subespecie particular de los sueños penosos. La cual cosa, especifica Freud, puede ser no aceptada por aquellos que no son expertos en la materia. Por no ver el matiz. Porque Freud los considera inclusivos dentro del padecimiento neurótico. Es por eso y no porque se trate de un aspecto nuevo del problema onírico.

La interpretación del contenido onírico del sueño de angustia no se debe realizar atendiendo a su contenido, al contrario que el sueño fóbico desde el que el simbolismo queda igualado con la realidad, es decir, dicho con las palabras de Freud, la representación de la fobia es exactamente igual al objeto fóbico o tiene una remanencia similar a la hora de ser representada. Dice Freud textualmente: «Sin duda, es cierto, por ejemplo, que un hombre puede caerse de la ventana y que por eso tiene una causa el hecho de acercarse con cierta precaución a la ventana pero no es comprensible por qué en la fobia correspondiente la angustia es tan grande y persigue a los enfermos mucho más allá que sus motivos».

Después, esta última explicación se manifestará válida tanto para el sueño de angustia como el de fobia. La representación está fuertemente unida al miedo, aunque proceda de dos fuentes diferentes.

Concluye en este apartado que la angustia neurótica procede de la angustia sexual, puesto que se corresponde con una libido que se ha apartado de su propia destinación u objeto. Yo aquí os recuerdo un tema importante que aunque no sea mencionado rememoro de otros trabajos psicoanalíticos a modo consecuencial respecto de la neurosis, esto es, las fases sexuales en la infancia y el complejo de castración, para que se pueda investigar, si procede, si bien, me desligo del tema eminentemente onírico.

En otros momentos de la presente obra, dice Freud, que volverá a analizar los sueños de angustia y su compatibilidad con el fenómeno del cumplimiento de deseo, como teoría.

Por Marisa Doménech Castillo

Soy bloguera, youtuber, y escritora. Me gustan la psicología y los libros de autoayuda.

Deja un comentario