Una vez superado el primer intento de esbozo de una interpretación de los sueños tomando, de entre varias, una sola fuente original o dirección hacia dónde ir, nos encontramos, en un primer momento, con los sueños de deseo y con los acomodaticios, un tanto parecidos, pero ligados a necesidades somáticas o fisiológicas como la sed; estos últimos, bien han podido ser programados experiencialmente por Freud y autores como Weygandt, respecto de los sueños en que se tiene sed o se la provoca, a propósito, para demostrar el cumplimiento de un deseo, su realización.
Sin embargo, Freud ya atisba diferente tipología en atención a las emociones psíquicas: los sueños de temor, los que tengan como contenido una reflexión, o sencillamente y, por otro lado, tan solo un recuerdo. Pero llegados a este punto, una vez se ha pasado por un camino estrecho y angosto, resolutivo en varios frentes, es más fácil tomar una sola dirección o pensarse a dónde dirigirse en base a la experiencia acumulada hasta el momento. Se pregunta, de entrada, si todos los sueños son de deseo cumplido o no son todos de deseo cumplido. O ninguno. Tal es la investigación, de momento experimental y basada en su propia casuística, también de personas sanas, pone algún ejemplo. En caso de ser un sueño de deseo cumplido, ¿es esta circunstancia motivada escogida al azar, esto es, es una casualidad? Recordemos en el post anterior el sueño de la jeringuilla de Irma, la enferma de, supuestamente, histeria. Siendo su primer sueño analizable tomando las ideas oníricas derivadas del contenido manifiesto, conjeturables, pero demostradas fragmento a fragmento, lo presupone. Presupone que hay sueños de deseo a cumplimentar, deseo realizable.
Sigue preguntándose, si siendo tan obvio este tipo de sueños, por qué a lo largo de la humanidad no se ha tenido conciencia de los mismos dentro de dicha nomenclatura.
Con tal de demostrar su existencia, promueve los sueños acomodaticios de sed o de hambre, con el ejemplo siguiente: el tomar anchoas, olivas y provocar sensación de sed nocturna; conclusión del experimento: quien sueña bien se despertará habiendo satisfecho su deseo de beber agua dentro del mismo sueño, tras haberse despertado la primera o primeras veces deseando beber físicamente. La sensación de sed representa siempre una satisfacción de la sed, dicho por Weigandt.
Ahora bien, la forma en cómo se representa la saciedad de la sed es variada, dependiendo del recuerdo más reciente de ese mismo hecho. Una característica universal es el recuerdo de la cierta desilusión acaecida cuando se relaciona el sueño con el estímulo; por ejemplo, que Freud soñara que su mujer le daba agua en una vasija cineraria etrusca regalo suyo de Italia, donde la sensación de sed o estímulo fisiológico no se resuelve al cien por cien, pues no remite la sensación, ya que el agua le parece salada, producto de las cenizas del recipiente. Sin embargo, como son sueños provocados experiencialmente, esta sensación se produce tras soñar varios sueños similares de sed. Pero es la vasija el elemento fetiche cumplimentador de deseo, pues no la posee en la realidad y en el sueño sí. Caprichosa relación de necesidad. O de comodidad. Tal sensación de sed que le provoca la urna, le obligará a despertarse. Fueron sueños recurrentes, afirma el propio Freud, para sí mismo durante su juventud, este tipo de contenido onírico.
En estos sueños el estímulo actúa para realizar una acción, o para provocar despertarse. O provoca una reacción por compensación.
LOS SUEÑOS INFANTILES.
Y, sin duda, las formas más simples de sueños son los infantiles, pues no hay que desvelar ningún misterio, ningún enigma, son directos, breves, sencillos y a veces, insignificantes, teniendo mucho que ver con la psiquis del niño, su poca madurez psicomotriz y cerebral, mental, puesto que las funciones psíquicas son menos complejas que las de los adultos.
Los sueños de los niños, son, asimismo, simples y sinceros sueños de cumplimiento de deseos.
Se observa parte del sueño como absurdo, y otra parte, como real, puestas ambas en asociación libre.
En este ejemplo de lo que sueña uno de los hijos de Freud se ve clara esta perspicacia de la niña: el hijo de sus vecinos se iba de excursión con ellos a una población de Hallstatt. Emile, esa persona referida estaba siempre con ellos, eso relataba la chiquilla y era uno más de los suyos. Al ser preguntada expresaba que esa consideración le parecía absurda, no así los bombones que papá y mamá le tiraban envueltos en papel azul y verde, tal y como seria la estructura de un relato onírico propio de la neurosis cuya teoría hace adivinar siempre la parte del sueño que es absurda de la que no. Sin embargo a Freud le parecen los bombones la parte oscura y se lo refiere un familiar, a veces sucede así, la intermediación de alguna persona significativa para culminar el análisis. En concreto, la madre con su explicación: camino de la estación a casa los niños se habían parado delante de una máquina estática automática que dispensaba bombones a cambio de unos céntimos. Fue el deseo de los bombones la parte que estaba proscrita por la niña de Freud y que él había logrado averiguar, no por ella sino por la mamá. Como el invitado convenía a decir a los niños que esperasen a los papis, entonces Freud interpreta solamente interrogando a la niña su parte inconsciente, esto es, que su relación infantil con los hermanos era diferente a la de Emile y no concebía que no tuviera los bombones enseguida. Por eso soñó que los padres los tiraban encima de la cama envueltos en papel de regalo.
Otro sueño de deseo compensatorio, es decir, que se cumple absolutamente sin mediaciones es cuando la niña sueña que viaja por un paraje en una barca. Al abandonar el barquito llora de desesperación. Al día siguiente sueña con ese mismo viaje y Freud piensa para sí que con toda seguridad en el sueño el viaje por el lago la habría debido de satisfacer más que durante la vigilia.
Reconoce Freud que su hijo siempre soñaba que satisfacía todas sus fantasías. El elemento real, una enciclopedia, el elemento onírico manifiesto relatista, soñar con Aquiles que viajaba con él en un carro. El auriga era Diomedes.
Los primeros sueños verbalizados a través de nombres clave de deseo reconoce Freud que pertenecen a su primera colección casuística, la infantil de sus hijos. Nombra manjares como objeto de posesión. Como en casa a la niña le habían prohibido comer fresas por higiene alimentaria, la niña había tomado su venganza tomando en demasía en el sueño. Y verbalizando nombres:»Anna F. eud, fresas, pasteles, sopas…Ek nombre es su presa de poesión y alega cómo lo expresa.
En contraposición, existe la parte con su sentido opuesto, es decir, la insatisfacción del momento respecto de un niño, si bien, no exista la concupiscencia sexual en la infancia, según Freud. Se trataría de la desilusión de la renuncia de uno de los instantes vitales importantes para un sobrino de 22 meses que tiene un sueño donde se produce una traslación de un personaje que sí consigue comerse las cerezas que el niño no puede, en concreto, un soldado oficial de la guardia. Así también consigue resarcirse. El niño dice: «He(r)mann se ha comido todas las cerezas».
Freud sostiene que si la ciencia se hubiese preguntado por el significado del lenguaje en el sueño hubiera, quizá encontrado el sentido más corto para su comprensión o análisis. Cuando lo popular indica que el sueño es absurdo, en cambio, el lenguaje revela que el sueño es un deseo.
LA DESFIGURACIÓN ONÍRICA.
Freud manifiesta que es igual de erróneo decir que todos los sueños son de deseo, más que por la coincidencia con otros autores ya mencionados en otros posts (Radestock, Volket, Purkinje, Tissié, Simon, etc); también porque ha sido objeto de observación más en la antigüedad, a su vez; y, sin ir más lejos, tenemos el ejemplo del baron Trenck, cuando estaba en prisión.
Asimismo, Freud pretende refutar los sueños de deseo como mera generalización, de forma fácilmente lógica. Por su sentido de equidistancia respecto del material onírico cuando se producen sueños penosos, que también los hay, por la insatisfacción que producen no se puede afirmar categóricamente que completen un deseo plenamente realizable. Estos son muy abundantes.
De nuevo coexisten dos corrientes divergentes fuertemente opuestas. El máximo representante a favor de los sueños penosos está en Hartmann y precisamente es quien está más alejado de la teoría del acoplamiento del deseo cumplido. La vida despierta, la del día a día, pasa factura a cualquiera, de tal modo que las únicas facetas que no están presentes en el sueño como manantiales del conocimiento y su riqueza interior son la ciencia y el arte, por tanto, no hay placer posible en los sueños, tampoco por la parte que toca al intelecto y al pensamiento abstracto.
Los detractores de los sueños de deseo están convencidos que en los sueños dominantemente está presente el displacer y la infelicidad, el dolor, la frustración, más que el placer y el gozo. Y esto lo defienden igualmente, Volket, Sholz, y otros.
Hay un estudio de campo perpetrado por dos señoras investigadoras, Sarah Weed y Florence Hallam de cuya casuística personal han extraído porcentualmente valores cuantificables para demostrar que los sueños penosos son estadísticamente más proclives que los de deseo, o en los que un estímulo se satisface, de modo que ellas califiquen con una preponderancia del 58 por ciento de los sueños penosos y tan solo de un 28’6 los positivamente agradables. No sabemos si la muestra tomada es lo suficientemente representativa cuantitativamente.
También, dentro del supuesto hiperbólico están los de angustia, los más extremistas y desagradables en grado sumo. Aquí se concentra la sensación más terrible de displacer. Estado que si se prolonga demasiado acaba por despertar al durmiente, de entre los cuales, abundan los niños, que sufren también esta temática del sueño angustioso por la sinceridad de su inconsciente y su manera directa de manifestar pesadillas y traumas o problemas no resueltos que no son apercibidos por el consciente más obvio y manifiesto. Debacker lo llama pavor nocturno. Este tipo de sueños impiden generalizar o hacer una generalización acerca de que los sueños son de cumplimiento del deseo. Es más, estigmatizan esta corriente como absurda por el hecho de que la angustia no deja otra opción a la felicidad que su solapamiento o casualidad. O acaecimiento circunstancial.
Pero esto último basta ser refutado, dice Freud porque él no basa la explicación onírica en el contenido manifiesto sino en las ideas subyacentes, en la latencia del material por debajo de la consciencia, muy por debajo, a veces. Esto es, se basaría en un trabajo de interpretación como el sueño referido de la jeringuilla y de Otto Rank. El primer sueño ejemplificado y analizado previo reporte.
Para hacer dicho análisis hay que confrontar dos elementos, el manifiesto y el latente puesto uno enfrente del otro. Sin embargo, la angustia de lo obvio no siempre significa la angustia que atenaza la psiquis, sino que la latencia ha de ser interpretada aun cuando el carácter más penoso sobrevenga de lo manifiesto. Porque mientras no haya censura, podrá ser recordado por el consciente sin contradicción fuerte para el soñador. ¿Se ha intentado, no obstante, descubrir los motivos psicológicos que encierran una simbología en el sueño, si bien, pueda no ser muy clara o ser absurda? ¿Será que está disfrazado el contenido y los rasgos del verdadero problema que no se presenta a simple vista? Si no es así, sigue admitiendo Freud, los sueños de angustia no admiten esa bifurcación entre lo escondido y lo observable a simple vista. De tal modo, que puedan ser revelados como sueños de cumplimiento de deseo también los más penosos.
Mientras no sea muy angustioso o lo sea claramente, habrá que buscar una segunda interpretación. Por ejemplo, en el sueño de Irma y la inyección no se puede considerar penoso, por muy absurdo que sean algunos elementos pudiendo ser un deseo inconsciente de la paciente de Freud, en un sueño claramente de deseo aunque no muestre gozo o no esté objetivado muy claramente en cuanto a su contenido. De la misma forma, tampoco el sueño de Irma, (ver post anterior, parte 5), manifiesta placer como para ser considerado de deseo, ni una cosa ni otra, por lo que no es una interpretación directa del manifiesto. La verdadera o verdaderas significaciones se sostienen apareciendo con posterioridad. Por ejemplo, la desfiguración onírica se produce cuando el sueño no expresa directamente aquello que se desea o aquello que se sufre, aquello que significa.
Se podría pensar en la incapacidad intrínseca del mecanismo del sueño para imposibilitar el significado real, pero el significado de ciertos sueños obliga a buscar otras explicaciones con respecto a la presencia de la desfiguración onírica.
Para solventar esta anterior cuestión, Freud, con todo recelo y pudor pero mostrando sacrificio para el esclarecimiento, nos muestro otro sueño previo reporte y posterior análisis.
No lo reproduciré temáticamente, solo si cabe hablar de la estructura, quien tenga el libro lo podrá ver descrito con rigurosidad.
Hay una parte del sueño que no tiene nada que ver con el problema real, el reportado (situación previa explicada y que guarda relación con el sueño posterior).
El sueño se compone de dos ideas y de dos imágenes, como ya vimos en capítulos anteriores respecto del material onírico, imágenes visuales y conceptos.
1.- Traslación de personaje a personaje. Su amigo es su tío.
2.- Traslación aspectual dismórfica – cara cambiada levemente.
3.- Siguen dos trozos correlativos, que no toma en consideración Freud.
El mismo cataloga el sueño como absurdo y se ríe.
Por proyección con sus pacientes, se recrimina tal actitud tal y como haría con ellos si no intentaran ver más allá. Con tal de evitar conocer o reconocer una historia desagradable.
Concluye, Freud, que la absurdidad no es más que una excusa, una resistencia interior a conocer o reconocer la verdad. Por tanto, va contra la interpretación del sueño.
Por tanto, se dedica irrefutablemente a la interpretación.
¿Qué significa que su amigo se convierta en su tío? Solo ha tenido un tío, José. Vivió con él una historia triste. El padre de Freud pensaba de su hermano, tío de Freud que era simple. La traslación la efectúa la censura, pues en realidad Freud piensa de su amigo que es simple pero lo debe de hacer a través de su tío. Aunque admite que todavía no sospecha el objetivo de esta relación. Su tío fue mala gente, mientras que su amigo, una persona irreprochable.
A veces, para evitar un mal mayor en probabilidad, se sueña lo que no debería pasar en la vigilia.
En otro sueño, el delincuente aparece en la persona de un profesor que tuvo una cita judicial. Y le confiesa a Freud que éste, el propio Freud, es irrepochable. Pero es a través del tío como se presentan dos profesores, el amigo, el simple, y el enjuiciado legalmente, porque en el reporte quieren nombrar a Freud en su excelencia en investigación. Es un sueño de liberación porque ni es simple ni es delincuente, el sueño se lo ha demostrado con tres imágenes y dos ejemplos, por tanto, se queda tranquilo. Porque si alguien le comunicara a Freud algo negativo el sueño le libera, no es el protagonista de lo peyorativo.
Pero a veces, los sueños no terminan ahí. Hay que seguir indagando.
Los dos colegas puestos como delincuentes en el sueño, no dejan tranquilo a Freud pues degrada a dos colegas suyos para dejarle paso al nombramiento por parte del profesorado de excelencia.
No es cierto, duda de las apreciaciones de sus sueños, por lo mismo que no cree que Irma haya podido ser víctima de la inyección maliciosa o negligente de Otto Ranck mediante un preparado de propile.
El segundo sueño, es más absurdo que el primero, el del profesor delincuente. Dicho sueño necesitará de una explicación ulterior.
Siente después de soñar y despertar, un profundo afecto por su tío. Sin saber realmente a qué se debe ese sentimiento. Tanto o más resulta exagerado su depauperación como el grado de afecto consignado, falso y absurdo. Es precisamente esa sensación de absurdidad esa resistencia que impide a Freud comprender el problema de fondo. Lo que no le cuadra y tapa el significado es el afecto por el tío en el sueño.
Se compara ahora con su hija y sus pacientes. Cuando algo no gusta es porque se intenta reprimir.
Eso es válido para su propio sueño. El acto de sentir afecto no está relacionado con las ideas latentes pero con el hecho de querer reprimirlo. Reprimir el deseo de afecto. No podía mostrarse otro que su tío para causarle rechazo. Esto es una desfiguración, el hecho de que al rechazar el afecto supone el estar disimulando.
Si lo trasladamos a la vida real ¿dónde se encuentra esta desfiguración?
A Freud se le ocurre en la relación bilateral de esas dos personas, una con un poder superior, de dominio, y la otra ha de tenerle cierta consideración a tenor del dominio.
Haciendo una proyección con sus pacientes respecto de la transferencia, el debe de ser cortés con ellos para trasladarles sus propias desfiguraciones terapéuticas y siente que debe disimular.
Se quejan en paralelismo los poetas, los políticos, los escritores políticos que han de decir algo desagradable, los poetas afirman:
«Aquello que tú puedes saber mejor
no lo puedes decir a los niños».
Hay cosas que terapéuticamente deben de permanecer ocultas. Pero el tema es que Freud utiliza para su metodología interpretativa sus propios sueños y el de algunos pacientes. Analizando y dando segundas y terceras vueltas es como lo ha logrado saber, lo que es una deformación onírica.
Cuanto más rigurosa es la censura más disfrazada queda la situación. Y más difícil será encontrar el trazado auténtico del alma, de la psiquis, de los sentimientos.
La coincidencia en los mismos rasgos atributivos de la censura y de la desfiguración onírica otorgan las mismas condiciones de etiología.
Una cosa es el deseo y otra el tabú del deseo, llamado censura para que no se cumpla del todo o se produzca una desviación de algún elemento para reprimir la verdad de las verdaderas intenciones.
Desear no es lo reprimido, el resultado es falseado, porque no se resuelve del todo por la censura, siempre hay o traslaciones o desfiguraciones.
¿Pero por qué se ejerce la censura? Las ideas latentes no son conscientes antes del análisis, están profundamente escondidas en el inconsciente. Es necesario conocer una primera instancia, el preconsciente y una segunda instancia, el inconsciente como vehículos primero y segundo con que alcancen la consciencia (I tópica).
La consciencia es un elemento psíquico que deviene de otro lado, es especial su interpretación, para alcanzar la dirección opuesta, de lo manifiesto a lo oculto o reprimido.
Freud habla de los sueños hipócritas. Por ejemplo, el afecto que siente en realidad por su tío o por los profesores no lo puede manifestar públicamente, del mismo modo que el pueblo no está de acuerdo con que el monarca acapare poder y un alta distinción por la que en realidad no hay motivo. Muchas veces, se crea de una forma falsa, hipócrita, el efecto contrario del mostrado en el sueño manifiestamente. Ejemplo: Freud soñó varias veces con un amigo con el que intentaba reconciliarse, pero solo tras un análisis de las emociones reales se dio cuenta de que lo que deseaba era terminar cualquier relación con él para siempre.
Ahora bien, una vez hemos aclarado en qué consiste la desfiguración onírica toca volver al punto de partida. ¿Cómo los sueños se resuelven como cumplimentadores de deseos? Resolviendo de esta manera un deseo reprimido.
Aclarar la primera instancia: consciente.
Segunda instancia: inconsciente o similar.
En la primera instancia los sueños desean un deseo a cumplir, pero en la segunda instancia el dolor o lo penoso se convierte en disfraz no de forma creadora, de tal modo que se muestra a la defensiva.
Pero aunque resulte paradójico el contenido manifiesto debe de ir unido a las ideas latentes. Esto es, si pretendemos entender el sueño solamente con lo que se traduce de la segunda instancia jamás lo entenderemos porque hacen falta conocer todos los elementos que aparecen en el sueño.
De tal modo que continúan subsistiendo todos los enigmas suscitados por los autores presentados aquí.
El análisis es en cada sueño, es unipersonal e indelegable, por lo general, por tanto, el sentido oculto deberá ser demostrado en todos y cada uno de los casos.
Freud elige como más certeros y útiles los sueños penosos pertenecientes a los histéricos
Ayudados por la entrevista clínica y las conversaciones, Freud pone en situación a cada paciente en psicoterapia para prepararlos al análisis. Explicándoles todos los ajustes psíquicos necesarios para alcanzar la comprensión de sus síntomas. Se produce igualmente una crítica inexorable de sus pacientes a base de ejercer con rudeza la contradicción que no es más que resistencia.
Lo que los pacientes refieren no basta para la interpretación de los sueños. Debe proseguir con la investigación. Sigue pensando y haciendo preguntas, dando giros, rodeos hasta dar algún salto específico.
De todas formas conoce los puntos a partir de los cuales pretende plantear el esclarecimiento de los enigmas. Habrá a partir de éstos ulteriores conexiones de ideas.
Después de un trabajo completo de interpretación se puede considerar el sueño como una auténtica fábrica de deseos que cumplir.
La contratransferencia implica que los sueños son estar contra uno o contra su terapeuta. Esos sueños se producen regularmente en el transcurso de sus tratamientos. Pero ya ha quedado patente que homogeneamente el sueño es de cumplimiento de deseo.
Si en los sueños de sus pacientes esto es difícil de probar existen métodos alternativos como lo que se verbaliza por la boca. Mas teniendo en cuenta que no provienen de pensamientos nombrados por el mismo Freud. Resulta, así, esclarecedor.
Se puede concluir que la desfiguración onírica es un acto eminentemente propiciado por la censura.
El sueño es cumplimiento disfrazado de un deseo. (Reprimido)
¿Os acordáis de los sueños de angustia como subespecie de los sueños aunque muy exagerados de los sueños de pesar? Estos también son sueños de deseo, lo que ocurre es que quien no sea experto en la materia se mostrará disconforme con esta teoría. En todo caso, se traslada inevitablemente por el grado y el cuadro sintomatológico a los sueños de angustia neurótica. Lo mismo sucede en la fobia. El temor es irracional y va mucho más allá de su contenido onírico.
Son sueños de contenido sexual porque la angustia ha transformado la líbido en terror.
Continuaremos en próximos posts.