Este post es la continuación de La atribución, a grandes rasgos, y explicada a través de algunas especificidades disciplinares. Enlace a continuación https://psicoestudioaprendizaje.home.blog/2020/09/26/la-atribucion-a-grandes-rasgos-y-explicada-a-traves-de-algunas-especificidades-disciplinares/
Lo primero y yendo por orden, defino tras documentación y a mi nivel de conocimientos, tres conceptos precedentes clave para entender las diferentes teorías que existen acerca del marco teórico de la atribución.
En el anterior post dispuse otra jerarquía y en otro orden de relevancia o valor intrínseco respecto de las variaciones de la teoría en función de los autores de las mismas, teorías que se ligan o desligan un tanto de los postulados primigenios o etiológicos en cuestión de abordar las primeras tesis de Heider, padre de la teoria formulada como base material de la evolución posterior de la misma:
1.- Qué son la atribución, la inferencia y el proceso atributivo, como conceptos básicos que dan origen teórico fundamentado a la teoría iniciada por Heider.
Como una inicial parte introductoria, las personas no somos individuos aislados, somos seres sociales con unos determinados patrones de conducta y de reacción ante estímulos internos y externos, a los que precisamos dar una explicación o un por qué. Puede darse en función de las circunstancias de nuestro alrededor en las que nos vemos inmersos, o bien, a través del análisis que hacemos de nuestra conducta o la de otros. Aquí hablaríamos de causas internas y externas que dirimen procesos en los que buscamos respuestas, bien, intencionalmente, bien aleatoriamente. Esta es la tendencia comportamental y cognitiva, esto es, a través del pensamiento o de una conducta resultante. Como seres humanos con atributos, poseemos curiosidad y motivación, percibimos la intencionalidad para hacer uso de su ejecución y también de la voluntad manifiesta. Esto formaría parte de nuestra personalidad pero no solo buscamos respuestas acerca de nosotros mismos sino de situaciones que a veces no podemos predecir, causándonos distorsiones o desviaciones cognitivas, contradicciones, paradojas, dudas e incertidumbre frente a lo impredecible. Otras veces, usamos la atribución para valorar el comportamiento de otros, o de un grupo a través de otros parámetros, como la afinidad o la empatía. La llamada psicologia social lo incluye como objeto de estudio a través de la observación y de la experimentación grupal o individual con respecto a un sujeto y los demás, y también analizando la autoestima de uno mismo. Como percepciones que se interpretan y son rasgos consustanciales, en tanto en cuanto somos seres sociales que interactuamos con personas y con situaciones dadas muy concretas.
Si las expectativas previas ante un problema no se confirman ponemos en marcha, mecánicamente y también voluntariamente, o de forma incidental, un proceso llamado atribución causal, desde el que encontrar respuestas, el famoso y por qué ocurre esto…
Como hemos hablado de un entorno proactivo, llamaremos contexto al espacio situacional o ambiente en el que se mueve el sujeto que se pregunta cosas. Es decir, necesitamos ese contexto o contextualidad para comprenderlo o justificarlo y también hacernos valer del factor temporalidad, que hace que dicha situación extraña o poco conocida se mantenga en el tiempo con la gradualidad de favorecer nuestros intereses o perjudicarlos. Es decir, la atribución es lo mismo que señalar una interpretación de hechos y de causas, pero también de afectos, mediante la imitación de comportamiento o sentir empatía por lo que hacen otros. Pero recordemos que dicha capacidad de interpretación o explicación que nos damos, es más bien, puesta en relación a cómo actúan los demás. Es mucho más sencillo y menos forzoso para la psiquis en una rutina diaria fijarse en el comportamiento ajeno, que en el propio. A no ser que autoatribuyas desconcierto a la hora de tomar una decisión personal. Las causas, repetimos, pueden ser internas o externas, en un contexto y un tiempo acotado o prolongado en el tiempo, pero normalmente suelen ser causas ajenas a nuestra voluntad o referidas a terceros. Es una tendencia, ésta, mucho más homogénea. Siempre habrá excepciones, porque no somos máquinas, y los procesos no siempre entrañan un mecanicismo determinista. Se contemplan en las valoraciones internas o externas, tanto la conducta, como el criterio situacional o criterios situacionales si se dan combinadamente con otros múltiples factores o determinaciones posibles. No predichas con antelación. Y aun cuando se hayan previamente programado pueden surgir sucesos imprevistos, porque la vida es tan dialéctica como naturalizada, dependiendo también de un proceso de aprendizaje evolutivo de la propia persona a lo largo de sus experiencias vitales.
De lo que se trata aquí es de desentrañar las tesis principales que arguyen determinadas teorías al respecto, no dejándolo en una mera generalidad. Porque se pueden dar muchos supuestos atendiendo a diversos elementos o criterios de interpretación o análisis.
Esto nos da a entender que no es la propia conducta per se la que provoca un conflicto interpersonal o intergrupal, sino aquello que interpretamos acerca de una situación, o una conducta, individual o unipersonal, o bien, colectiva. Por lo general, el actor (sujeto actuante o verbalizador) y el observador (quien se fija en cómo se comporta una serie de personas de su entorno). Como hemos visto, prolifera la interpretación hacia terceros de un sujeto observador, quien luego se hará preguntas o buscará causas.
INFERIR: Sería la acción o la ejecución de atribuir mediante el añadido de un motivo o rasgo definitorio o explicativo, un elemento que no se encuentra dentro de la situación vivida. Es como una opinión personal o una conjetura particular, subjetiva, puesta en función únicamente de su percepción de las conductas ajenas o de las situaciones en las que se vea envuelto. Tambien puede ser una conclusión sin que intercedan premisas relacionadas con esa conclusión, o al contrario, extraer un juicio de valor extravagante o ajeno al problema vivido.
PROCESO ATRIBUTIVO: Todos estos elementos o criterios forman parte de un proceso que se tiene que ir dando por pasos. Es decir, el proceso atributivo, que sería un conjunto de fenómenos cognitivos que cohesionados y determinándose y sobredeterminándose unos a otros, llevarían a alcanzar la explicación de una conducta o la resolución de un problema o situación no prevista. No sería garante de la resolución de un conflicto cualquiera, también existen supuestos pragmáticos que no conducen a obtener una respuesta favorable. A tener en cuenta. Aunque sí infiere que tengamos observada e interpretada una explicación a dicho conflicto. En estos casos intervienen otros elementos o baremos, como los errores de la atribución, o los llamados sesgos cognitivos, que también son valorados subjetivamente. La psicologia cognitivo-conductual de la segunda ola, allá por los años ochenta, los ha llamado distorsiones cognitivas, porque son desajustes o desviaciones del pensamiento que hacen que no veamos las cosas según la objetividad real de una situación; podemos pensar otra cosa que no tiene nada que ver o adoptar una conducta distinta del resto o no adaptativa en relación al entorno o a la situación que se nos presenta y queremos afrontar.
TIPOS DE ATRIBUCION BASICOS:
Autoatribución: Interpretaciones o atribuciones hechas acerca de nuestro propio comportamiento, esto es, qué pensamos sobre nosotros mismos a la hora de actuar frente a nuestro comportamiento.
Heteroatribución: atribuciones o interpretaciones acerca de las conductas de otros.
Controlabilidad: si controlamos a través de la voluntad, la motivación o la afinidad, el afecto, un hecho que no podemos cambiar desde nuestra intención, es decir, si las causas que los provocan están bajo nuestro control o no lo están. Se combinan otros factores (ver el anterior post)
Estables o Inestables, que tienen mucho que ver estos tipos de atribuciones con la consistencia, carácter distintivo, o consenso (ver el post anterior donde las combinaciones de otros variados factores influyentes están más desarrolladamente explicadas).
Estables: asignar las mismas causas a esa conducta o situacion. Es decir, utilizar siempre el mismo patrón de conducta, se podría definir también así.
Inestables: asignar otra causa o causas diferentes a la conducta. O lo que es lo mismo, actuar de diferente forma que el resto o que en otra situación precedente similar.
Internas: el sujeto actuante o actor tiene sus propias atribuciones. A veces, la autoimagen influye desde parámetros o indicadores que constituyen rasgos de su personalidad, como la motivación, la inteligencia o el afecto. No depende de terceros ni de factores externos o aleatorios.
Externas: relacionadas con factores situacionales ajenos al sujeto actuante o actor: climatología, suerte o azar, desgracia o accidente, enfermedad, etc.
2.- Cómo muchos psicologos sociales difieren de Heider.
Se define la primera incursión teórica de Heider como de una ingenuidad sobrevenida, o calculada por el, a través de la cual, se explicaba cómo el resultado favorable o no, dependía de dos factores dirigentes, segun sus tesis:
La capacidad del actor o sujeto actuante.
La dificultad de la tarea.
Por lo mismo que muchos de sus discípulos o los que inferian en su teoría factores análogos, aunque con ligeras variaciones, aceptaban como premisas.
La dificultad de la tarea en cuestión o la capacidad en una atribución ajena a su voluntad, explicaba cómo el sujeto que interactuaba con otro no lograba hacerse entender en su objetivo debido a causas externas a su propia voluntad, por ejemplo, cuando el amigo le dice al sujeto actor que le encuentra triste y él no está de acuerdo, puede interpretar que se deba a su falta de empatía para con él. O por ejemplo, que un estudiante apruebe un examen por chiripa, porque aun cuando no haya estudiado, el profesor lo ha puesto muy fácil, por ejemplo, con puntos elementales y no haya elevado el grado de dificultad. A propósito.
Heider, en su análisis, explicitaba cómo los sucesos que acontecían a un actor o sujeto actuante resultaban extraños o anómalos en la percepción unipersonal de sí mismo. Por tanto, alcanzó una hipótesis conclusiva, estableciendo que las personas necesitan obtener una explicación razonada del por qué piensan tal o cual cosa, o por qué les sucede algo. Y que ése se consideraría un objetivo comportamental en sí mismo, consustancial al sujeto. Y que cuando logran descubrir el motivo, quedan satisfechos o tranquilos frente a la incertidumbre o la falta de sentido común. Pero es determinista y mecanicista su teoría atributiva porque, como hemos señalado anteriormente, inbuye dos factores condicionales para que ésto pueda darse, otorgando un criterio de condicionamiento sólidamente instaurado, lo cual, es mecánico, desnaturalizado. Estos factores, como hemos señalado, eran la capacidad y la dificultad de la tarea, lo cual, elimina el libre albedrío o la libre toma de decisiones, en muchos casos. Esa es la principal crítica en la actualidad.
La motivación, es otro factor inamovible para Heider, es decir, la autoatribución necesariamente prefijada para obtener logros. Por ejemplo, laborales o académicos. Lo que implica, en ocasiones, un grandísimo esfuerzo para realizar la tarea. Taxativamente. O con una gran intensidad, lo cual, hace mencionar términos empíricos como la intención, en el primer caso, y la exención, en el caso de la puesta en práctica de una intensidad en la tarea, como refuerzo o estímulo añadido.
Estos cuatros supuestos causales son condiciones sine quanon. Por tanto, en ocasiones, son excluyentes para alcanzar un verdadero análisis objetivo de por qué se actúa de una forma determinada.
Es un proceso, según Heiden, limitado o acotado, como un vector segmentado, que tiene un principio y un final conclusivo. Con lo cual, el proceso atributivo, fenómeno de conjunto, empieza con la intención de búsqueda de respuesta o de un por qué y no finaliza hasta que se logra una explicación, y en medio de la observación, el análisis de la propia conducta, esto es, siendo consciente de la misma.
Hasta aquí el post número II de la teoría de la atribución, donde he preferido detallar mejor algunos conceptos empírico-experimentales que son básicos para entender las variaciones posteriores y los modelos atributivos que defendieron psicólogos y estudiosos, a posteriori. O con simultaneidad, si bien, incluyendo a sus discípulos, incluso éstos introducen variaciones perceptibles.
Una respuesta a «Desgranar la teoría de la atribución desde los principales conceptos empírico-experimentales. Divergencias con respecto a la teoría de Fritz Heider»
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