(PARA QUIEN QUIERA VER LA PRIMERA PARTE DE ESTE ESTUDIO SUBDIVIDIDO):
En el capítulo I: La literatura científica de los problemas oníricos, Freud aduce ya, en un esbozo previo, que indudablemente, porque ha sido comprobado, existe un método científico que permite interpretar los sueños.
Esto, puesto en confrontación con toda la literatura llena de sincretismo o pseudocientifismo, que se arrastra después de unos aproximadamente mil años de manifestaciones definidas y explicadas poética, figurativamente o en forma de alegoría, o, sencillamente atribuibles a otros cauces de interpretación que se valen de la mera observación episódica o experiencial (también y, sobre todo, auto-experiencial), me remito a franquear la explicación personalista de lo que entiendo que pretende ser este primer y amplísimo punto iniciático para introducirnos, de entrada, en la existencia objetivable de una imagen psíquica que, como él mismo define, «está llena de sentido». Ahora bien, cabe preguntarse el amigo lector, aunque sea por interés propio o unipersonal, en este momento, cuál es ese sentido tan trascendente y sistémico, que llena de dudas, interrogantes y curiosidad fehaciente la vida de la vigilia puesta en relación con el mundo onírico o el propio de los que dormimos, o acometemos el acto de dormir, actividad frenética no exenta de vivencias subjetivas pero que también aborda cierta causalidad. Desconocida o no, ésta atribución o heteroatribución de una funcionalidad concreta o multifactorial, llena de elementos asociados, es lo que el padre del Psicoanálisis intentará descubrir, no solo metafóricamente, fundamentalmente, ahondando en el nacimiento, la etiología y los mecanismos dirigentes o subyacentes ligados a la conciencia del alma o de la mente humana, con unas primeras conjeturas que se convertirán en teoría fundamental o verdades objetivas respecto de los deseos realizables o los que nos son inevitablemente reprimidos por el inconsciente, aflorando en el consciente de una manera solapada o bajo la máscara de la censura. No necesariamente serán consecuencia de patologías o psiconeurosis, si bien, pueda haber una relación directa o inversamente proporcional a la hora de tratarlas terapéuticamente.
No podemos, tampoco, cuestionar, en primer término, que el sueño o el acto de soñar es un fenómeno extraño, subjetivo o sensitivo, y por lo demás, no carente de un fondo orgánico o fisiológico unible con el funcionamiento del cerebro y, en otros términos, asumibles por la conciencia o supra-conciencia. Conocemos las tres partes unidas indisolublemente dentro de la mente cognitiva, definidas por él mismo: consciente, preconsciente e inconsciente. Pero para llegar hasta esos estratos que se corresponden con lo que denominaría La Primera Tópica, hay que entrelazar una serie de observaciones teóricas por parte de autores anteriores a la existencia de su guía científica, la misma interpretación de los sueños desde el punto de vista psíquico.
Esta visión sinóptica, que presenta con mucho detalle y perfilación, será fundamental, clave, como base a sus posiciones, a posteriori, puestas en función de la Teoría Psicoanalítica de la que es fundador etiológico.
Para buscar la etiología, o la supuesta causalidad, así como los mecanismos que lo provocan y los elementos de los que se compone, partiendo de una asociación o relación asociativa aparentemente arbitraria, desordenada y difusa, de ahí su naturaleza exógena a la vida despierta, aparentemente, hay que hacerlo con la precisión de un cirujano que va a operar un órgano formado por diferentes elementos formadores y funcionales que crean un efecto armónico prefijado pero que no presentan una jerarquía definitiva o mecanicista que haga actuar al sistema en completo siempre de la misma forma. Si se entiende el símil comprenderemos la dificultad a la que se enfrentó Freud desde un primer momento. Lo hemos visto en la entrada que alude a la primera parte y la significación de cada uno de los prólogos como labor complejísima de investigación no exenta de cambios y correcciones. (Ver el hipervínculo arriba).
Los sueños, han sido vistos, gnoseológicamente de forma tan genérica como diversificada y esto presenta, de entrada, una dificultad perentoria a la hora de esclarecer ciertos fenómenos observables, si tenemos en cuenta que tan solo se podía uno mismo o un científico antiguo guiar por lo que es recordado tras despertar y que no es coincidente esta representación onírica y su simbología con la realidad de la vigilia, no así, de forma común o repetitiva ni de la misma forma.
Asimismo, los sueños no son inducidos por el intelecto o por la voluntad, esto es, partiendo de una autonomía lo suficientemente volitiva como para dirigir los procesos del sueño mismo y su funcionamiento de manera determinista. Debe de haber una transformación partiendo de imágenes oníricas, donde no queda demostrado que el individuo soñador las haya pensado previamente, al mismo tiempo, que muchos autores que luego citaré, nombrados por Freud, tienen preciso que realizar sus propias autoevaluaciones, con sus unívocos experimentos pragmáticos a modo de ejemplos de diversos tipos de sueños, emulando o encabezando corrientes de pensamiento que clasifican taxonómicamente a éstos en función de parámetros o vías experienciales basadas en el recuerdo ulterior consciente.
Es por ello, que muchos de los sueños llamados comunes o repetitivos se aúnan para formar grupos de tipología tan estandarizada o similar, que es imposible hacerlos servir para una investigación que se adentre en solucionar los enigmas que rodean a los sueños desde los más remotos ancestros nuestros, hasta los que vivió el propio Freud y que le valieron también como análisis previo ligado al Psicoanálisis, para comprobar si guardan mayor o menor relación con la conciencia despierta.
En este punto, Freud llega a aseverar que, en un primer momento, solo podía elegir entre sus propios sueños o los de sus pacientes.
Luego también existe una literatura ancestral primigenia que es igual de interpretable, aunque lo sea de forma connotativa, oculta, discreta, misteriosa, de la cual solo se conocen dos vías de interpretación dominantemente: los pueblos de la antigüedad clásica concebían su existencia onírica unida indefectiblemente con el mundo de los seres sobrehumanos, figuras arquetípicas repetitivas, muchas veces, y en las que creían, pudiendo tener, o bien, un carácter demoníaco, o bien, divino, o deísta.
Solamente la filosofía post-socrática, la de Aristóteles, mismamente, desgranará alguna hipótesis científica tratando los sueños con criterio aunable con la psicología del individuo atendiendo a su manifestación anímica, lo mismo que, por ejemplo, haría también Hipócrates para desenterrar ciertas causas de enfermedades fisiológicas, siendo los sueños desde este criterio los prevalentes como causa o efecto del cuerpo o los síntomas somatizados con que éste se manifiesta.
Sin embargo, los antiguos pensadores anteriores a Aristóteles o a la disciplina de la medicina una vez instaurada de forma corporativa en un estado o poli, tal como harían Paracelso o Hipócrates, en sus investigaciones orgánicas ligadas a la mente o al alma, no contemplaban el sueño como un producto del alma que sueña. Más bien acontecía en ellos un carácter premonitorio o de conocimiento futurista propios de aquellos acontecimientos sobrevenidos o que iban a suceder a través de señales inductivas. Otra corriente lo interpretaba derivando su probable significación como perteneciente al pasado o al presente, o sencillamente, o rudimentariamente, trazados los sueños valiéndose de un efecto sensitivo: hambre, sed, mal sueño, ephialtes.
Lo que es recordado tras despertar presenta una oposición con el resto del contenido soñado, supuesto, y se compone de un material desconocido, entonces.
El progreso de las investigaciones se ha tenido que ver determinado por trazar direcciones dispares, distintas, no siendo posible realizar, por parte de Freud, una taxonomía histórica evolutiva de los sueños con un criterio de homogeneidad aunque dicho conocimiento acumulado no deje de ser valioso en aspectos muy concretos o puntos aislados. Se trata, dice Freud, de una literatura demasiado dispersa y que abraza muchos temas que no conforman un núcleo central como punto de partida etiológico. Siendo así, la mayoría de los autores se han visto obligados a tratar los sueños mezclando al mismo tiempo el acto fisiológico de soñar con su resultante anímica y/o psicológica, la del sueño en sí mismo y su contenido simbólico, subjetivo. También la parte entendible de lo que se recuerda. También existió una cierta tendencia a vincular el sueño con patologías, visiones, o alucinaciones. Mas bien, por parte del mundo antiguo. Recientemente, se limita o extralimita dicho contenido a un mismo tema o a un mismo aspecto, unilateralmente. Claro está, si no hay acuerdo concerniente a tratar materias tan oscuras como detalles específicos que parten de un valor universal, para explicar como un todo a desgranar en tesis probatorias, entonces podemos asistir un poco al galimatías de lo oscuro de nosotros mismos si no fuera por el desarrollo científico incuestionable en el tiempo. Lo que nuestro autor nos ofrece es un tipo de naturaleza tomada como referentes parciales que deben de ser unibles, pero han de descubrirse primero, no dejarlo en meras conjeturas u opiniones tras la observación minuciosa.
No deja de haber todavía, durante los primeros intentos explicativos cierta confusión paradójica y muchas y contrastadas corrientes en varios frentes. Y, sin embargo, el interés científico no decae a partir de cierto grado de desarrollo alcanzado después de experimentos y conjeturas, muchas de ellas, con atisbos de veracidad científica pero demasiado fragmentarias.
VAMOS A HABLAR DE VARIADOS ESTRATOS DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO DE LOS SUEÑOS, QUE SE DAN EN PARALELO, O UNIDOS ENTRE SÍ. DEPENDERÁ DE CADA AUTOR O DE CADA ESCUELA.
1.- RELACION DEL SUEÑO CON LA VIDA DESPIERTA.
2.- EL MATERIAL ONIRICO. LA MEMORIA EN EL SUEÑO.
3.- ESTIMULOS ONIRICOS Y FUENTES DEL SUEÑO.
Dentro del punto 3.-:
-Los estímulos sensoriales externos.
-Excitación sensorial interna (subjetiva)
-Estímulo corporal orgánico, interno.
-Fuentes psíquicas de estímulos.
4.- ¿POR QUE EL HOMBRE OLVIDA EL SUEÑO AL DESPERTARSE?
5.- LAS PARTICULARIDADES PSICOLÓGICAS DEL SUEÑO.
6.- LOS SENTIMIENTOS ETICOS EN EL SUEÑO.
7.- LAS TEORÍAS ONIRICAS Y LAS FUNCIONES DEL SUEÑO.
8.- RELACIONES ENTRE EL SUEÑO Y LAS ENFERMEDADES PSIQUICAS.
HASTA AQUÍ AUN NO HEMOS LLEGADO TODAVÍA AL METODO DE LA INTERPRETACION DE LOS SUEÑOS, A PARTIR DEL CUAL, SU SIGNIFICACIÓN Y ANALISIS TEORICO SERA OBJETO DE OTRA ENTRADA.
INTENTARÉ RESUMIR MUCHO Y SINTETIZAR AL MAXIMO, PARA NO INFLACIONAR LOS CARACTERES Y EXTENSION DE ESTE POST.
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1.-RELACIONES DEL SUEÑO CON LA VIDA DESPIERTA.
Que el sueño procede de otro mundo era una concepción antigua. Más recientemente el hombre durmiente aunque no acepta esta idea como una premisa sí que es cierto que desde el punto de vista de su conciencia o de su juicio interior lo considera exógeno a su yo sujeto, esto es, a sí mismo. Sí que interpreta el sueño o la capacidad innata de soñar como procedente de otro mundo pero en el sentido de que reproduce la vida del durmiente, sus experiencias, deseos y vivencias como un paralelismo casi real, si bien no lo percibe como real. Es como una tendencia hacia la liberación o el desfogue, al desahogo. Ya hemos visto que la propia percepción del contenido es transformada, no psíquicamente, sí anímica o simbióticamente, no como el dolor que supone el trabajar o el desamor, o el deseo de aventura, mientras que sueña esas mismas cosas en otro ámbito de su psiquis, así que, solamente cuando algún elemento vital se ha roto o ha sufrido un giro inesperado lo presiente oníricamente a través de un simbolismo exacerbado, exagerado, lleno de hiperbólicas manifestaciones, tanto positivas como peyorativas, sin la necesidad de pensarlas previamente. La película de las imágenes visuales cobran un realce plenamente dramático o lleno de euforia, en tanto, los llamados sueños complementarios, los que sirven como sustituto de las frustraciones y del duro día a día, hacen que, por lo general, no los recordemos como vivientes o volitivos, inducidos voluntariamente sino reproducidos de forma difusa. Por tanto, nos encontramos con una corriente que dice que en el sueño nos apartamos de la vida despierta tal cual es. No la reproduciremos soñando jamás de igual modo ni seremos conscientes de la misma, solamente a través de pequeñas concatenaciones figurativas y enigmáticas. La corriente opuesta, nos trasladas al anverso, es decir, a la antítesis de esta anterior afirmación.
La inmensa mayoría de autores han defendido la posición contraria a la vinculación con la vida despierta del sueño. Freud -y aquí señalaremos ya a autores concretos cuando hablamos desde la óptica de los intentos serios de la ciencia por explicar fenómenos y manifestaciones- señala a Haffner como uno de los más firmes defensores de la segunda corriente inversa. Este corrobora que el sueño no es más que una continuación de la vida despierta como intrínsecas imágenes cobran o han obrado valor dentro de la conciencia, como un mundo aparte. Como si fuera un mundo aparte, quiere decir, separado, sin correlación asociativa. En tanto que el sueño se adherirá a las experiencias del día anterior. La vida cotidiana no es una liberación del alma, es un palíndromo: de la vida y el sueño, el sueño y la vida, siendo como un todo donde ambos dos se complementan, puesto que los sueños son exclusivos, indelegables, unívocos, en tanto que dependen de la idiosincrasia del particular durmiente, teniendo en cuenta las variables de la personalidad, el sexo de individuo, la edad, sus condiciones personales, su modo de vida, etc. Esto último lo afirma Jesen radicalizando a Maury con tal de apoyar la complementariedad con la vigilia. Otros autores hablan de que los sueños hacen traslucir todas nuestras pasiones más ardientes porque en la vida despierta no somos capaces de trasgredir las normas morales o la autoridad moral.
Estas dos son dos posiciones contradictorias, insolubles, no unibles, a las que los pensadores antiguos también se adscribían, aunque en relación con el alma, o los sentimientos anímicos.
Hildebrandt llegará a la conclusión que la vigilia y el sueño son dependientes, el un elemento del otro, inamoviblemente. Hay un muro abismal infranqueable, aunque los dos estratos se necesiten simbióticamente, porque esa separación se corresponde con dos interpretaciones, o mejor dicho, con la infranqueable realidad experiencial pura y dura y los deseos irrealizados o los reprimidos sentimientos de lo no concluido. Pero para vivir la vida despierta es necesario, inevitablemente, simbolizar todo aquello a lo que aspiramos o más nos puede doler en un momento dado. Seguir viviendo, en definitiva con la consciencia dormida, es como el bálsamo de la realidad u otra forma de vida en paralelo.
Concluye este último autor, que el parámetro onírico es igual de verdadero, no resulta incierto porque somos capaces de experimentarlo aunque no nos acordemos más que de ciertos fragmentos, conceptos, ideas o imágenes en la psiquis aletargada. Un resorte del espíritu, como otra vida espiritual alejada del dogmatismo de las creencias o de la religión, sin normas preestablecidas. Tanto es así que se ha demostrado que todo aquello que soñamos ya lo hemos vivido alguna vez, o nos es conocido previamente, conclusión muy interesante como observación conjeturable en la que, como he indicado, señala Freud que suele ser la más común de todas. La coincidente.
2.- EL MATERIAL ONÍRICO. LA MEMORIA EN EL SUEÑO.
Todo lo que soñamos, es recordado, y lo recordamos porque lo hemos vivido con anterioridad en la vigilia. Parece axiomático. Vamos a verlo.
El esfuerzo no es necesario, puesto que no solemos inducir los sueños o reprogramarlos, si bien, desde la ciencia terapéutica se podrían hacer este tipo de experimentos, no entraría dentro del orden natural de su mecánica sistémica.
Solo recuerda el soñante aquello que ha pertenecido o pertenece, en un momento dado, a su experiencia anterior o educacional.
Se recuerdan cosas, pero no el por qué ni la fuente de ese sueño, esto es, de dónde procede el contenido o la situación. Los datos son inacabados, muchas veces, parciales, asociados solo por un elemento que, muchas veces, es necesario que vuelva a ser soñado reiteradamente, o una vez más, para encontrarle cierto sentido, el de nuestra experiencia de vida, lo único que intentamos entender con cierta claridad difuminada.
Muchos sueños contienen datos no empíricos, conceptos o ideas desconocidas que solo después son susceptibles de relacionarse con la realidad actuando la casualidad o el recuerdo a posteriori.
Así, los sueños poseen recuerdos que son inaccesibles al estado de vigilia y solamente se cierran con asociaciones de uno o pocos elementos dispersos, sin aparente analogía, no tiene por qué haberla y que solo con el tiempo deviene una explicación normalmente por inducción.
Esta última afirmación serviría como definición más o menos clarificadora de lo que se denominan sueños HIPERMNESICOS, en alusión a la capacidad de recordar mucho más de aquello de que disponemos, por asociaciones o inducciones experienciales.
Freud, citando a varios autores, pone numerosos ejemplos. No me remitiré a ellos por no alargar mucho la cantidad de información vertida, pero sí es de rigor contar, al menos, uno de estos sueños que se señalan y solamente después resultan reveladores:
Vaschide narra como «Un músico que él conocía -transcripción del propio Freud- sintió una vez en sueños una melodía que le pareció completamente nueva. Unos cuantos años después encontró la misma música impresa en una antigua colección de piezas musicales, por bien que no pudo recordar nunca que la hubiera tenido nunca en sus manos.
He de decir que algunos de estos sueños hipermnésicos se resuelven por completo y otros, como en este ejemplo, no. Todo depende del recuerdo, de la memoria o de la irrupción del elemento real en la vigilia, por asociación, tras el sueño en cuestión. Y puede transcurrir un tiempo relativo, a lo mejor mucho tiempo, cronológicamente hablando.
Existe una excepción casuística al anterior supuesto referido por Hildebrandt y es el relacionado, no por el efecto, meramente, sí por el hecho o la acción, y es la persistencia en la INFANCIA. Es una de las fuentes de las que el sueño extrae material por el cual, el mecanismo del sueño no necesita del recuerdo, ni tan siquiera, de la actividad paradójica necesaria y consecuente asociable, en los otros casos anteriores, al estado de vigilia, a través de la funcionalidad del pensamiento, colocando el fenómeno intrínsecamente junto al devenir del alma. Se trataría de sucesos extremadamente alejados en el tiempo, remotos, y, sobre todo, enterrados en el inconsciente, por tanto, por entero, olvidados. Es como un recordatorio de peso que, en nuestra evolución madurativa, no soporta la vida cotidiana del presente de la madurez, donde la juventud, la infancia y la adolescencia cumplían un criterio sin traumas ni dolor, absolutez de la felicidad dentro de la inocencia. Es en esa capa incolora ni indolora donde no se juzga ni valora las cosas, tampoco se las da por sobreseídas. La nostalgia, hace el resto. Los ejemplos de sueños hipermnésicos son en estos ejemplos más abundantes en frecuencia y cantidad, dadas las características entre ella, la absoluta pérdida de la capacidad de la memoria. Pero son, en cambio, intensos y emotivos, dejando una huella posterior imborrable, por lo general. A veces, solo a través de terceras personas o allegados se unen algunos elementos puestos en valor sentimental o referencial, importantes. Otras veces, se desconocen por completos los elementos que integran el sueño debido al olvido de detalles, personajes y circunstancias.
Algunos autores señalan que las impresiones acontecidas son de los días inmediatamente anteriores y que han sido recordadas en la vigilia y vueltas a olvidar, o que puede ser que sean conceptos e ideas, imágenes tan relativas que lo que atañen son a cuestiones de segundo orden, secundarias o carentes de importancia.
Si recordamos a los autores que no vinculaban el sueño con la conciencia despierta, en este punto, afirman que los pequeños detalles del día sencillamente han sido olvidados tras una dura jornada o por procesos mecánicos del día a día.
En líneas generales, la línea común de investigación aboga por no contradecir a la sencillez de los elementos, es decir, que las visiones oníricas o los conceptos abstractos o deformados, tal cual se manifiesten, no tienen una trascendencia vital para los sentidos ni para la conciencia nocturna, una vez nos son reproducidos durante el día, o tras despertar.
Si, pongamos por caso, sufrimos la desgracia de la muerte de un familiar, este problema no lo será sino cuando sea recordado, quizá no inmediatamente, después del momento de despertar.
La actividad de reproducir significados no cesa ni tan siquiera durante la noche, tendiendo este procedimiento un objetivo preciso y de enorme utilidad, la reparación, no solo de las constantes vitales. Sin embargo, ya advierte el psicoanalista Freud que él no se ocupó demasiado del sueño fisiológico por tratarse de otro objeto de estudio.
Parece ser que durante la noche más profunda, las impresiones son más antiguas o remotas, que durante el día o al amanecer, donde se suelen recordar acontecimientos recientes. Concluyo en este punto por lo que se conoce actualmente, que el motivo puede ser los llamados ciclos circadianos. Lo supongo porque todavía no hemos llegado al análisis del método de la interpretación de los sueños.
La repetición de experiencias vividas tampoco son comunes en el acto de soñar, tal y como se preveía, en algún momento del curso de los estudios, es decir, no solemos soñar lo mismo sucesivas veces, y si lo hacemos, nunca será de la misma manera. La simbología y el contenido tal y como lo manifestemos a través de la mente o el pensamiento cambia cada vez. Indico desde mi humilde opinión que los sueños reactivos o episódicos no son manifestaciones habituales o rutinarias a no ser que devengan de determinadas patologías neuróticas, estados de shock post-traumático o traumas. Pero tampoco hemos visto aun el apartado 8 donde habla Freud de LAS RELACIONES ENTRE EL SUEÑO Y LAS ENFERMEDADES PSIQUICAS.
3.- ESTIMULOS ONIRICOS Y FUENTES DEL SUEÑO.
Parte aquí, Freud en este punto, de que existe una teoría acerca de que el concepto del sueño es originado por una perturbación del propio sueño. El efecto, dicho así, en esa relación, sería el mismo acto de soñar, el sueño per se y la causa la perturbación anímica que lo produce, pudiendo abrirse varios cauces en cuanto a estímulos y manifestaciones psíquicas.
La relación causa-consecuencia, acción-reacción queda aquí de modo conjeturable, definida, más si nos acogemos a la frase popular «los sueños vienen del estómago, que parafrasea Freud. Intuyo, yo misma, que hace referencia al acto de comer, por lo que entendemos popularmente del sueño pesado que produce o puede producir una cena copiosa; o en mal estado, una indisposición o intoxicación. Sin embargo, como veremos, hay cuatro rasgos perturbadores, de entrada.
Lo que sí es incuestionable es que el estudio del sueño es consecuencia inmediatamente proporcional al mucho tiempo que se llevan estudiando sus procesos físicos o fisiológicos, una cosa ha llevado a la otra.
Hasta llegar a las causas han tenido que pasar por deducción e inducción explicaciones que nos adentran un poco más en las causas, que no en su etiología, en el origen. Pero algo ya había establecido. Es, sin duda, el espacio más amplio con el que se cuenta, por parte de los autores, dentro del campo de investigación.
Ahora bien, para los antiguos que demarcaban de forma natural el origen en la divinidad o el deísmo, no necesitaban confirmar sus observaciones empíricas en los estímulos desencadenantes, no lo necesitaban, poseían sus unipersonales advenimientos sincréticos o paganos, divinos, o animistas. Poderes fuera de la voluntad o la capacidad volitiva del hombre en tanto en cuanto no dependía de reglas sofisticadas ni mecanicistas, los sueños, eran por sí mismos deterministas, en algunos casos, si la atribución tenía un carácter asombroso, sobrehumano o todopoderoso, premonitorio, etc.
Pero cuando entró la ciencia a dilucidar estas cuestiones causales o multicausales se encontró con que era más fácil vencer el enigma buscando o indagando solamente en un solo estímulo o en dos o más pero por separado, sin unirlos ni homologarlos. Otros analistas o pensadores aducían que los estímulos podían ser de naturaleza multidisciplinar en cuanto a la sintomatología pudiendo verse afectados en tales causas tanto estímulos exógenos como los que procedían de los órganos internos del cuerpo o reacciones bioquímicas, otras veces, por el estado tímico, o anímico, otras por lo sensitivo o sensorial: sonidos, roces, reacciones motoras táctiles, también por lo psíquico, lo pensado, lo ideado por la mente que aflora desde el consciente al inconsciente.
El orden o la jerarquía diferirá de cada autor o nomenclatura, de cada escuela o disciplina. Siendo así, la diversidad está servida y también los numerosos ejemplos temáticos a modo de casuística.
Cuando se trata las fuentes del sueño en su conjunto y abarca todos los frentes por igual y entrelazados dialectalmente entre sí, se pueden establecer tres tipos:
–Excitación sensorial interna (subjetiva)
Supongo, yo, que hace referencia al material intrapsíquico o anímico, puramente mental, los recuerdos son relacionados con una vida anterior.
–Estímulo corporal interno. (Orgánico)
Una parte del cuerpo que sufre movimiento, espasmos, o toques por parte de objetos o personas.
-Fuentes de estímulos puramente psíquicos.
Por ejemplo, los sueños del tipo de los hipermnésicos.
EN CUANTO A LOS ESTÍMULOS SENSORIALES EXTERNOS EL DESPERTAR SUELE SER ACCIDENTAL O NO PUEDE SERLO, DEPENDE SUBJETIVAMENTE DE LA PERSONA Y PRODUCIDO POR LA EXCITABILIDAD DE NUESTROS ÓRGANOS SENSORIALES O SU FALTA DE RALENTIZACIÓN O CIERRE RESPECTO DEL ESTADO DE CONCIENCIA.
También pueden haber movimientos involuntarios de ciertas partes del cuerpo. Si al despertar lo hacemos por este tipo de estímulos, el estímulo en sí puede ir asociado al último fragmento del sueño, o lo último que recordamos tras despertar.
INTERNA O EXTERNA, LA ESTIMULACIÓN SENSORIAL ES FACIL DE DISTINGUIR A LA HORA DE AVERIGUAR LA FUENTE PERO ES MAS LOCALIZABLE LA SENSITIVA EXTERNA A LA HORA DE DESPERTAR Y SABER EL MOTIVO EN CONTRAPOSICIÓN DE LAS SENSORIALES SUBJETIVAS O INTERNAS QUE SUSCITAN VISIONES O IMAGENES BELLAS Y CONNOTATIVAS, RARAMENTE DELIMITADAS, DISMORFICAS:
EJEMPLOS DE ESTIMULACIÓN SENSORIAL EXTERNA:
El sonido del trueno, una mosca que nos roza, una avispa que nos pica, el cuello de la camisa que oprime al durmiente, el pie tocando la parte baja de la cama puede inducir un despertar parecido a ver imágenes referentes a dar un salto, o bien, la cabeza que se cae a un lado del cojín dar sensación de ser guillotinado, los pulmones respirando agitadamente dar vértigo o sensación de haber estado volando, etc.
Son, involuntarios, no dependen de la decisión mental, de un recuerdo ya vivido.
No me pararé a indicar los numerosísimos y brillantes ejemplos pragmáticos, pero si leéis el libro podréis apreciar tal cantidad de material onírico que os hará asimilar un entendimiento menos prosaico que si lo explico yo y garante de la información que atañe a la utilidad de la búsqueda iniciática que la psicología ha tenido en consideración analizar previamente.
EXCITACION SENSORIAL INTERNA (SUBJETIVA)
Son indiscutibles que las sensaciones sensoriales objetivas, también conocidas como externas y que hemos visto antes, son las incitadores del sueño según la comunidad científica coetánea de Freud. Y, sin embargo, hay que precisar que, dado su escasa o relativa frecuencia en el sueño o durante el mismo tiempo de duración, así como su naturaleza sutil, esporádica y accidental, no hay más remedio que tener presente que, aun con todas juntas o muchas de ellas, no son suficientes para explicar razonadamente todas aquellas imágenes que aparecen como contenido o material onírico. El balance de lo recordado al despertar y reproducirlo aun cuando éste fuese inmediato, no bastaría para poder aplicarlo como fuente o causa. No lo recordaríamos o no lo asociaríamos directamente. Coinciden las mayoritarias apreciaciones científicas que no deben necesariamente que ser puestas en jerarquía como las preliminares para que sobrevengan los estímulos sensoriales externos, que conceden al cuerpo, el núcleo vehicular de estimulación las correspondientes sensaciones externas. Relación que puede ser fallida puesta en causa-efecto.
Señala Freud en su contexto científico-academicista que todas las exposiciones modernas de la etiología u origen del sueño señalan este hecho como contundente.
Señala también Wundt que las sensaciones sensitivas o sensoriales visuales o auditivas cumplen una función esencial. Ejemplos son el rumor de las orejas o su vibración o movimiento motor mecánico, la retina para darse cuenta de si estamos a oscuras o con la luz apagada, o si entra un rayo de sol por la ventana, si estamos en penumbra o semi-penumbra, sonidos suaves y rumores como el viento o una ráfaga de aire al tacto de la piel. Esta fuente, por asociación con el contenido onírico provoca imágenes sugestivas, asombrosas, brillantes, llenas de colores, ensoñaciones alegóricas repletas de figuras dismórficas sutilmente elaboradas, peces de colores, perlas multicolor, flores olorosas, etc. Son, pues, imágenes luminosas subjetivas.
Después de abrir los ojos pueden estas imágenes perdurar en el tiempo, segundos o minutos; SON LAS LLAMADAS ALUCINACIONES HIPNAGOGICAS, relacionadas con la fase rem dentro de los ciclos circadianos nocturnos.
ESTIMULO CORPORAL ORGANICO INTERNO.
No son perceptibles explícitamente por nuestro organismo este tipo de estímulo. Pareciera paradójico pero el cuerpo somatiza las sensaciones corporales internas más fácilmente durante el sueño, a no ser que los órganos corporales se muestren en estado de excitación debido a patologías muy concretas o a enfermedades, o bien, a la sintomatología fisiológica que éstas producen. Son exógenos, por lo general, duros de asimilar, hacen sufrir a quien los experimenta.
En condiciones de salubridad, en el estado de vigilia no hay una reminiscencia objetiva, estos estímulos pasan desapercibidos. No así en el sueño pudiendo haber un acoplamiento de contenido o material y fuente del sueño, si dejamos libres las percepciones del alma o anímicas.
También es cierto, como llegó a señalar Aristóteles en sus tiempos que probablemente puedan ser el preludio de una enfermedad corporal u orgánica. La diagnosis muchas veces, va acompañada de estímulos previos que luego el durmiente reconoce porque ha soñado con sus manifestaciones somáticas como el corazón desacompasado, arrítmico, el ahogamiento o la asfixia cuando los pulmones están agitados, haciendo un sobreesfuerzo, o con insuficiencia respiratoria, etc.
Si el alma, como se ha señalado está en un mundo aparte del sueño despierto es lógico pensar o aducir que pueda prestar más atención al cuerpo en momentos de gran perturbación física o corporal más que en el estado de vigilia.
¿Pero cuáles son las reglas para que los estímulos orgánicos se conviertan en imágenes oníricas? La oscuridad crea un ambiente propicio, Freud lo llama en función de los autores que describieron el fenómeno «moi splanchnique». el núcleo de nuestro ser, nacemos de la nada, del vacío, de la materia oscura, dicho metafóricamente con una base científica de naturaleza cuántica.
Por asociación el estímulo crea en el cuerpo, órganos o miembros, una sensación suscitada de tal alto grado que la imagen subyacente, que será más o menos explícita, en función de la intensidad y la excitabilidad, afín o análoga. Por una relación asociativa rigurosamente fiel, fidedigna a la realidad, casi pintada.
Como conclusión a este punto, esta fenomenología sensitiva por asociación simbiótica radicalizada al máximo es aceptada en tiempos de Freud ya como una ley universal.
Será tanto o más reducida a una sola serie de órganos o a la unidad en tanto que explicita muchas veces desagrado o asombro, otras veces peca de virtuosista y melosamente poética facultad del alma.
El recuerdo anterior normalizado o normativizado posee una gran influencia. Esto quiere decir, que como señala M. Simon, si un órgano sano o sin perturbación en estado de vigilia es reconocido por el sujeto sin problemas, cuando presente alguna dificultad se asociará con su recuerdo de una manera más intensa en la expresión de un afecto que haya tenido objetivamente; y, en medio, se producirá una ulterior excitación extraordinaria.
Las asociaciones con las imágenes no tienen por qué coincidir, ni ser meramente físicas: si alguien sueña que tiene las manos en posición de mover los dedos, puede soñar que está contando números.
Puede no mover el miembro en cuestión, por oposición al movimiento del durmiente, creándose el efecto contrario.
Es involuntario porque el hombre o la mujer pueden aparentar por su posición corporal ser monstruos o un animal y soñar en consonancia.
FUENTES PSIQUICAS DE ESTIMULOS.
Por sintetizar una idea general certera, verdadera, unible e incuestionable, apoyada mayoritariamente cuando los hombres sueñan y estableciendo una relación con la vida despierta y el origen del material onírico basado, primordialmente en las cuatro fuentes vistas, se sostiene, tanto por los investigadores antiguos, como por los modernos, que se sueña, sobre todo y, fundamentalmente, aquello que mas útil les resulta durante el día, o lo que más les interesa, les conmueve, para bien o para mal, y lo que les motiva en concordancia a su sistema o modo de vida atendiendo a sus circunstancias o condiciones personales, unívocas, indelegables y excluyentes, aunque haya sueños de tipo estandarizado o universalizado pues cada cual soñará atendiendo a su idiosincrasia.
Por lógica, los estímulos habrían de ser suficientes per se y condición sine qua non para explicar de igual modo, todas las imágenes oníricas. Pero, recordemos, que junto a esta posición cohabita la contraria, esto es, que los sueños no son interpelados por el mundo despierto y no hay una relación psíquica que explique dicho proceso.
Al mismo tiempo si todos los estímulos explicaran el por qué y el origen como multicausal o plurifactorial, en función de las imágenes y el contenido onírico, por la misma regla de tres, se podrían saber todos los elementos y los mecanismos del sueño, siguiendo el mismo patrón de investigación y metodología. Pero no es así. No se ha conseguido explicar el sueño completo, todos los mecanismos intervinientes. Siempre existirá un déficit de componentes, en tanto en cuanto hay miles de personas diferentes y las ha habido en el mundo. Por lo que, se deduce que, esta forma de indagar nos lleva a una tautología o falsa verdad, a un sofisma, o a un reductio ad absurdum porque no existe un interés materialista que no esté basado tan solo en la observación experiencial o inductiva. Hay todavía muchas fuentes psíquicas extrañas y desconocidas para establecer una verdadera teoría con tesis que conduzcan a leyes objetivables, universales, sin el paradigma encontrado hasta el momento de tomar una casuística de los sueños en grupos y, mucho menos, uno por uno, claro está. Y esto, por los que atañe a los más comunes, los de representación. ¿Y los conceptuales? Los que no entendemos, cuyos signos y símbolos no reconoceremos jamás. Aquellos que, por ejemplo, no estén basados en imágenes o sean demasiado abstractos. Que sean puras ideas desordenadas, como en un puzle.
Los principales autores distinguen entre sueños de estímulo nervioso y los sueños de asociación. Sus fuentes son la reproducción de lo recordado una vez despiertos interviniendo la memoria y la frecuencia, así como la intensidad. Como tampoco los sueños de asociación no se pueden agrupar homogénea ni heterogéneamente. Son innumerables y distintos, dependiendo del durmiente. Por contra, los sueños de asociación libre o de libre asociación pueden penetrar en el punto central de un sueño y no estar solamente sus estímulos al final, al despertar. ¿Qué pasa con dicho contenido? En mitad de la noche…
Los sueños de representación están exentos de la intelectualización programada previamente, no están inducidos, son soberanos y no ligados a la vida psíquica, necesariamente. Son sueños superficiales; pueden serlo, secundarios, intrascendentes o no revelar nada.
Los pensadores con criterio intermedio observan que dominantemente intervienen en los sueños estímulos somáticos o corporales o los reconocidos como acogedores de los intereses del día de una persona cualquiera.
Cuando lleguemos a la metodología de la interpretación de los sueños desde la teoría Psicoanalítica de Freud, podremos descubrir, en cambio, que los sueños están repletos de una inusitada fuente psíquica de estímulos.
No ocurre esto tan solo por el método adoptado -hablo desde el contexto histórico del mismo Freud- sino porque, aparte de los experimentos, que no son ciencia materialista, para descubrir la realidad onírica sin necesidad de ver lo que es más manifiesto del sueño, lo que se ve a simple vista, predomina también la concepción de la línea que se sigue ideológicamente por los expertos y psiquiatras, la cual, es enteramente somática. Sin desdibujar lo conseguido y analizado, pues no resulta del todo incierto y sí se han obtenido logros y certezas parciales o manejables empíricamente.
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CONTINUAREMOS DE LOS PUNTOS RECOGIDOS, LOS QUE VAN DEL 4 AL 8 EN LA PROXIMA ENTRADA, SITUADOS MAS ARRIBA.